Por Social 21 La Tendencia
Lo primero es atreverse a pensar
Si hubiera voluntad real de luchar contra la injusticia hubieran llevado, cuando tenían poder, la corte a juicio político por ilegítima y parcial -sobran pruebas- como lo hizo Perón ni bien asumió, destituyendo a todos sus integrantes. Pero en la era del simulacro, todo es propaganda, especulación y negocio. Acusar solo al partido judicial y a Magnetto es proteger a su verdadero mandante, que cuanto más anónimo más poderoso: la embajada norteamericana. En un país colonial como el nuestro, y con la historia tan fresca, es imposible no incluirla en el análisis. Que ningún político la nombre muestra el encuadramiento al orden colonial y a su conducción. Respetan sus reglas de juego, y sin plan ni iniciativa, son impotente tropa de maniobra de su política.
La ofensiva del proyecto de liberación de Perón obligó al embajador -Braden- a exponerse y a jugar en primera línea movilizando a la oligarquía. Fueron ellos los que salieron a la calle: jueces, sociedad rural, bolsa de comercio, cámaras empresarias, radicales antiperonistas, demócratas cristianos, organizaciones patronales en general protestando contra los derechos laborales y la justicia social.
Hoy en plena guerra comercial, EE.UU y China, potencias cuyo plan geopolítico es disponer de nuestros recursos estratégicos e inundar nuestro mercado interno de importaciones, pretenden reforzar su presencia en nuestro país. Los yanquis directamente a través de sus operadores -Milei, Bullrich, etc.- y los chinos mediante diplomacia subnacional con gobernadores -Kicillof-, con intendentes -Mantegazza, San Vicente-, y con "sinoespecialistas" -los Vaca Narvaja-.
En esa disputa; poniéndolo primero a Alberto para convalidar la deuda con el FMI, después a Massa, acordando con el Comando Sur la compra de equipamiento para las fuerzas armadas y la base en Tierra del Fuego, más el radar inglés, entre otros; parece que CFK ya venía haciendo bien los deberes con la embajada yanqui, buscando cierta protección, tal vez (lo que parecía una interna peronista lo era de embajadas). Pero con Trump en el poder, quedó vetada en EE.UU, y, sumado a que el sinokeynesiano -Kicillof- que arma para los chinos -RIGI provincial, Canal Magdalena- le estaba disputando la conducción, la embajada mueve sus fichas y pone a jugar a su delfín, Sergio Massa.
Con CFK guardada, los sindicatos alineados, los movimientos sociales también, Massa operando como relevo, en su nombre, y Kicillof -los chinos- difuminados (por ahora), parece que la colonia está en orden. Difícil de creer el circo cuando, faltando a la ética popular peronista, la conductora se borró y abandonó a sus más cercanos compañeros que iban cayendo en cana a su lado (De Vido, Boudou, Zanini, etc.). Ni hablar del abandono al entero Pueblo y Patria en manos de la hipótesis de máxima de la embajada: el loco de la motosierra, el servicio de inteligencia israelí, Milei.
Hace rato que la república y la democracia no andan. La primera fundó sus instituciones a imagen y semejanza de Inglaterra y EE.UU (poder judicial, parlamento y presidencialismo), habría que revisarlas si es que realmente queremos salirnos del yugo colonial y ser una Patria de verdad. Y la segunda, siempre fue la tercerización de la voluntad popular en individuos políticos (el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes) que desde que nació -salvando excepciones- la usaron para traicionar a sus representados y garantizar libertades políticas y económicas a los ricos y poderosos. También hay que revisarla.
La política está cada vez más lejos de los problemas de la gente. Mientras arriba, en la superestructura, simulan que hacen política por estar ocupados en algo, abajo, en el subsuelo de la Patria, el Pueblo sufre los mismos problemas desde hace por lo menos 45 años: la falta de trabajo, de vivienda, de salud y educación cada vez es mayor, se acumula, y no tiene prensa, menos solución. Este sistema está agotado, no va más. Creer que hay salida dentro de este laberinto capitalista es muy utópico, una ingenuidad insoportable. El proyecto de liberación no es una opción ideal, es una necesidad imperiosa y un deber moral.